octubre 07, 2006

DE SOLEDADES, AMORES Y COMPLICIDADES (segunda parte):

Por si fuera poco, a éste ser de cabellos largos le gustan las segundas partes. A mi juicio es digna de "teñir mis días de fatal melancolía".


DE SOLEDADES, AMORES Y COMPLICIDADES (segunda parte):

Bueno, sobre el amor, me acordé de un viejo chiste, es la historia de aquel tipo que va al psiquiatra y le dice:

-"Doctor, mi hermano está loco. Cree que es una gallina",

y el doctor le responde: "¿Por qué no lo interna?",

y el hermano replica: "Lo haría, pero necesito los huevos".

...Pues bien, así es poco más o menos como suelo ver nustra relación con el amor, nuestras relaciones de pareja. Completamente irracionales, locas y absurdas; pero creo que las mantenemos porque... la mayoría de nosotros necesitamos los huevos.

(el referente es Woody Allen en Annie Hall, 1977).

Sí, nos cuesta enfrentar la soledad y precisamos de un modelo de Amor (por el que cada cual quiere ser algo más que uno), requerimos una imaginaria ilusión, cierto ideal enfoque que nos guíe, también expresiones que hagan significativos nuestros esfuerzos (¿qué puede significar, pues, el "te quiero"?), e intentamos así dar con algo que manifieste un sentido para nuestras decisiones en vistas a otro y establecer eso que puede dar consistencia a nuestra experiencia de vida cuando deja lugar a la convivencia: quisieramos un sentido para dejar de percibir como posible una diversidad de sentidos que angustia e intentamos soslayar, ocultar...

"Buscamos que el otro justifique nuestra existencia y nos reconozca como un sujeto privilegiado, independiente, singular, es decir, único: entramos así en una secuencia de vanos esfuerzos" escribió Jean Paul Sartre sobre la pretensión principal del amor...

Otra manera de exponer el conflicto es a la manera del gran Albert Camus: el gran problema por resolver "prácticamente" es: ¿se puede ser feliz y solitario, amoroso e independiente?

Por otra parte, está la famosa y divulgada idea de la necesidad de buscar a alguien que nos complemente, o sea, la concepción del Amor como anhelo de ser plenamente con otro, de una compañía por la cual nos sentimos completos, de alguien que colma la falta que sentimos y que somos a solas...es la idea del comediante Aristófanes en el Banquete escrito por Platón, lo que se convirtió después en "la búsqueda de la media naranja"...bueno, el punto es que creo que toca preguntarse:

¿acaso nuestra soledad testimonia una falta que viene a suplir la compañía de otra persona?

Personalmente, creo que el amor, si tiene algún sentido válido y deja de confundirse con una manía o una obsesión febril y transitoria, es más un asunto de naranjas enteras que de medias naranjas...

La pregunta queda hecha...

Al modo de una antigua encuesta entre los poetas surrealitas de 1922, mi pregunta ahora es:

-¿Cuánto se apuesta usted al amor?-

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