noviembre 26, 2008

NO HAY INSOMNIO QUE RESISTA TRES "PUÑETAS"


EN ESTE MOMENTO QUISIERA ESTAR TENIENDO SEXO EN VEZ DE ESTA CORROSIVA VIGILIA Y LA TREMENDA APATIA DE TU CORAZON DE ARDILLA.

4:28 AM


4:28 AM

El tiempo me persigue, no consigo dormir, las horas pasan lentas… como tu olvido.
Hace unas horas recién pensaba en ti cuando dentro de mi sentí que algo partía mi putrefacta alma en dos. Tu partida ha venido a abrir tremendo agujero en mi ronco pecho. Mis sentimientos drenan a diario por ahí, regresa, te lo pido, vuelve para poder escupirte a la cara y dejar de lado las ataduras de tu aguda amargura.

Algo en mi ha partido tras de ti. Volando va, como esperanza perdida en el altar de tu negro clero. A rastras mis más hondas ganas se desplazan hacia tu ventana. Cielito lindo, gritan.
La ventana se abre y de lo más alto del balcón cae agua salada, señal de tu hastío y tu irremediable hostilidad hacia este pobre abatido por un amor tardío.

noviembre 14, 2008

AL BAJAR DE AQUEL MONTE VI TODO CON CLARIDAD...




Hace unos días que vengo preparando una exposición para presentar mi examen nacional del SCAN (Sistema de Capacitadores de Acción Nacional). El tema que he elegido viene muy ad hoc para estos tiempos de tanta ultra violencia incontenida. He decidido nombrar a mi trabajo como: “Qué es el hombre o mejor dicho, qué significa ser hombre”. Así pues parto desde la concepción clásica de “animal político” más de inmediato dejo claro que eso está dicho y queda en el entendido de que no queda más que añadir a la acertada definición de: “saco de tripas y vísceras que se hace llamar ser vivo que aparte cree pensar y tener la solución o al menos la esperanza en tenerla en un futuro no muy lejano”. Partiendo de eso, de tenerlo claro, paso de lleno a lo primordial, y es que, a sabiendas de que soy un organismo vivo y me puedo auto cuestionar, necesito no sólo saber de dónde vengo, sino a dónde estoy yendo.

Cruel gerundio. ¿De dónde vengo? Del vientre de mi madre. ¿A dónde voy? A la muerte. Por eso al darnos cuenta de esas dos cuestiones, es importante superarlas y no sólo hacerlo a la ligera, sino por el contrario, preocuparnos por saber cómo lo estoy haciendo. De qué manera estoy yendo hacia mi inevitable destino.

El saber que voy hacia un final seguro es siempre, superable. El tiempo mitiga la carga del final, sin embargo, el diario recordar que voy a ese final no como yo quisiera, sino que por el contrario, caigo en cuenta que no me agrada cómo voy a él, puede llegar a convertirse en una carga difícil de roer y que si no es atendida con premura, termina siempre en el auto aniquilamiento o en actos totalmente fuera de lo que la “moral” dicta.

Otro asunto que es infranqueable, es el que respecta a DIOS, pero no al Dios que nos ha impuesto la religión. El cual es mera imitación de aquella interpretación Aristotélica del “primer motor inmóvil”. No me refiero a ese, sino que por el contrario hablo de DIOS con mayúsculas, aquel que se crea a sí mismo con y en cada uno de nosotros. Y es que no es cosa de trazar nuevamente el proceso histórico mediante el cual los pueblos han llegado al sentimiento y al concepto de Dios personal, tal es el caso del cristianismo. Hablo de pueblos y no de individuos aislados, porque si hay sentimiento y concepto colectivo, social, es el de Dios, aunque claro, el individuo lo individualice después. La Filosofía tiene un origen individual; la Teología es necesariamente colectiva.


“¿Qué sería un Universo sin conciencia alguna que lo reflejase y lo conociese? ¿Qué sería la razón objetivada, sin voluntad ni sentimiento? Para nosotros lo mismo que la nada; mil veces más pavoroso que ella.
Si tal supuesto llega a ser realidad, nuestra vida carece de valor y de sentido.
No es, pues, necesidad racional, sino angustia vital, lo que nos lleva a creer en Dios. Y creer en Dios es, ante todo y sobre todo, he de repetirlo, hambre de Dios, hambre de Divinidad, sentir su ausencia y vacío, querer que Dios exista. Y es querer salvar la finalidad humana del Universo. Porque hasta podría llegar uno a resignarse a ser absorbido por Dios si en una Conciencia se funda nuestra conciencia, si es la conciencia el fin del Universo.


“Dijo el malvado en su corazón:
No hay Dios.” Y así es en verdad. Porque un justo puede decirse en su cabeza: “¡Dios no existe!” Pero en el corazón sólo puede decírselo el malvado. No creer que haya Dios o creer que no lo haya, es una cosa; resignase a que no le haya, es otra, aunque inhumana y horrible; pero no querer que le haya, excede a toda otra monstruosidad moral. Aunque de hecho los que reniegan de Dios es por desesperación de no encontrarle.


Y ahora viene de nuevo la pregunta racional de ¿existe Dios? Esa persona eterna y eternizadora que da sentido- y no diré humano porque no hay otro- al Universo, ¿es algo sustancial fuera de nuestra conciencia, fuera de nuestro anhelo? He aquí algo insoluble, y vale más que así sea. Bástele a la razón el no poder probar la imposibilidad de su existencia.

Creer en Dios es anhelar que le haya y es, además, conducirse como si le hubiera; es vivir de ese anhelo y hacer de él nuestro íntimo resorte de acción. De este anhelo o hambre de divinidad surge la esperanza; de ésta, la fe, y de la fe y la esperanza, la caridad; de ese anhelo arrancan los sentimientos de belleza, de finalidad, de bondad…”

A este Dios cordial o vivo se llega, y se vuelve a Él cuando por el Dios lógico o muerto se le ha dejado, por camino de fe y no de convicción racional o matemática. Aquí voy a tener que hacer una confesión extremadamente personal; creo haber llegado tan lejos como nunca imaginé, y considero que estar hoy aquí, con los ojos abiertos y al fin haber caído en cuenta de que he descubierto o al meno creo estar en el trance de descubrir a ese DIOS irracional, ilógico, descubrible sólo a la luz de la fe.

La fe nos hace vivir, mostrándonos que la vida, aunque dependa de la razón, tiene en otra parte su manantial y su fuerza, en algo sobrenatural y maravilloso. Un espíritu singularmente equilibrado y muy nutrido de ciencia. Es la tendencia a lo sobrenatural y a lo maravilloso lo que da vida, y que ha falta de eso, todas las especulaciones de la razón no vienen a parar sino a la aflicción del espíritu.

He dicho…

Y así habló Matutero al bajar del Monte Sinaí!!!