agosto 30, 2006

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Maldito sea el destino
que me deja desprotegido
No tengo ganas de vivir
esta ingrata existencia
quisiera que mi corazón
fuera una piedra
que la ley de la gravedad
contra la tierra reventara
que mi sangre fuera agua
y este fuego ya no ardiera
si yo fuera una seca rama
no me importaría que me dañaran
pues sería una cosa muerta
insensible al maltrato
al destino y a los problemas
que me importaría entonces
deshacerme entre la arena.

Pero soy hombre
ser pensante de la naturaleza
y me siento a pesar de todo
un alma desierta
no me quedan sonrisas
ni tampoco lágrimas tibias
no tengo nada
tan solo me quedan
una mente cansada
y largas noches desveladas
y estos dedos atrapados
y estos labios exiliados
estoy harto, más que harto
de tener entre mis manos
un racimo pobre
de inútiles fracasos
todo me sale mal
estoy viviendo en un caos
cobarde
derrotado
vacío
despreocupado
me da igual vivir o no
no tengo ansias
no tengo norte
tengo ilusiones demacradas
mis pensamientos son
cenizas esparcidas
basura
tristes amarguras
mis sueños se han
cubierto de telarañas
ya no pienso en el mañana
hoy bajo la lluvia de mis ojos
falleció mi fe .

Y se me mueren estos brazos
por su ausencia desanimados
está mi corazón
con un hierro atravesado
estoy defraudado, de los dioses
de mi mismo
de mi imbécil sentimentalismo
de la inútil sensación
de estar cayendo a un abismo
insalvable
perdido
sin ganas de vivir
muriendo solo e infeliz
sin poder estar junto a ella
la única capaz
de aliviar todas mis penas
de curar mis heridas
y darme nueva vida
y renovadas energías
tan solo con sus sonrisas.

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