agosto 13, 2006

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Cuando de noche camine hacia tu morada, espero que tengas las ventanas cerradas, pues temo que llegaré hasta tu alcoba y empuñare la daga del olvido y la encajaré en tu pecho…

Escaparé de ti, de tu voraz apetito de atención y me instalaré en la campiña, lejos de tu olvido. Tejeré ilusiones promisorias de grandes reinos mientras tú mueres desangrada por la daga.

Cavaré una tumba tan profunda que quepa todito tu maldito ego. Que no escape ni la más tenue de las lágrimas de tus profundos ojos azules… después lloraré tu partida y desenterraré tus restos ensangrentados de amor para vivir la vida contigo siempre, pues al parecer mi condena no era dejarte, sino tenerte…

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