julio 21, 2006

REFLEXIÓN ENTORNO A TI...

En tus brazos creí pertenecer, y tus labios me daban aquel confort que jamás imaginé. Contigo me sentí más grande que el ser y el tiempo, capaz de ser más profundo que el silencio. Tu cariño fue fértil tierra para tantos ideales.

Más cambiaste demasiado, y sin saberlo, dejaste un daño tan profundo dentro de mí, que hace de tu recuerdo una herida absurda. La noción de patria, para mi se ha borrado. Te di demasiado, y peor, no has podido pagarme con cada uno de tus nuevos pasos y tu ironía para justificar tal actitud con quien tanto te quiso.

Adiós diminuto rincón del mundo, adiós a aquel regazo de plumas entre tus pechos, que tanto amé. No volveré a sentir por ti la paz que alguna vez sentí. Por amar el cielo limpio y los prados verdes en tus ojos, un tiempo te pensé distinta, mas las ciudades que guardas por dentro se asemejan demasiado a las ciudades que he recorrido a pie conversando con otras personas, lejos de tus costas. Cuanto me equivoqué. Eres lo mismo, en tu cabeza juegan al amor las mismas mujeres, los mismos hombres, las mismas costumbres, los mismos vicios, las mismas apariencias de ostentación. Patria no eres tú, patria son tan solo mis pies y mis manos. Hogar es tan solo mi corazón. Yo no quiero la superficialidad de creerte digno de mí. Fuiste droga nada más. No te exijo nada, por más que te quise, yo a ti ya nada te debo. Todo te lo di, siempre estuve ahí. Y cuando yo te necesité más, me diste la espalda.

Por qué no decirlo, que me amaste también. Pero tu amor fue cruel, yo no quise ese amor, quise otro amor, que no sabría explicarte, que comprenderías si tan solo lo hubieses sentido alguna vez. Quise un amor que fuese más fuerte que la razón, llegado el momento en que él y la razón desacordaran. Basta ya: no hubo amor donde demostraste tanto egoísmo. Amar es estar dispuesto a dar la vida, arriesgar por creer en el cielo. No quise un amor mancillado de todas las facultades despreciables que los hombres sensatos admiran. Debes saber de una vez por todas, que yo no comprendo el amor de esa manera; que no quise una vida así; para mí, el amor es previsión de lo futuro, adivinación de las penas que nuestras alegrías podían causarnos, disposición de corregir y dar más, facultad de seguir la conciencia pura, de encontrar juntos el principio mismo de la vida. Quise una sensación frenética y a la vez estabilidad para hacer los sueños realidad. Tú solo quisiste emociones, y por ello te ha sido fácil soltar mi mano. Te guardo rencor porque me hiciste amarte demasiado, tan solo para verme caer. Tenerme ha sido para ti tan solo un capricho.

Creí encontrar en ti, una mujer que me revelaba la grandeza de la creación, que me hacía luchar por la justicia y la verdad. Alguien en quien confiar, compañera de aventuras y desventuras. No imaginé jamás que fueras tan solo falsas promesas envaneciendo mi alma, palabras al viento. Creí encontrar en ti más que un abrazo una comunión, alguien que sabía amar lo bueno por ser bueno, que amaba el talento de los sentimientos, que aceptaba las revelaciones de la fantasía más allá de la razón, que no profanaría jamás la pureza de un gran amor, de quien nadie jamás podría reírse de su virtud.

Te pensé mi gloria, y fuiste a la larga tan solo perdición. Me has herido demasiado para creer que volverás. No se si te querré de vuelta. Hoy abandono cualquier anhelo de encontrar el amor, el camino ha demostrado ser incorrecto. Mañana dejaré que se me vaya la felicidad, un día también la vida. Vivir es sólo una costumbre. Se muere según se vive. Si vivo mediocremente, moriré como un mediocre. Después de todo, no sé qué quisiste tú, pero yo quise morir soñando contigo inmensidades.

Que me juzguen algún día todos aquellos que me miran con sus ojos entornados de incomprensión. Jamás habrán sentido tu desprecio, jamás habrán sabido de todo lo que creí en ti. Que digan tan solo, un día nació un hombre, que amó la verdad, que anhelaba la justicia, que buscaba la ventura en el amor. Su error fue su entrega y su inocencia. Su fracaso fuiste tú.

Alguna vez pretendí perfeccionar este mundo tan caótico, moldearlo a mi manera, pintártelo de los colores que más te hacían sonreír. Tú amaste mi locura bajo las sábanas, fuiste viento bajo mis alas y hoy pretendes que vuelva a ser un hombre cualquiera y haga lo que un cualquiera, que busque honores, posición, riqueza. Esperas que sea banal y te borre con besos devaluados, como haces tú. Mas el otro yo que asesinaste, me calumnia en silencio, me culpa de los crímenes que quise evitar. Tú estás bien, yo estoy mal... sigue así, está claro que el fracaso ha sido solo mío. Ya que no aprendiste a valorar a nadie más que a ti misma, es que tú nada has perdido.

Y porque no me dejas más alternativa que dejarte ir, caigo en el desprecio de mí mismo, y esta angustia de amarte tanto es la que me causa la muerte.

1 comentario:

Ernesto dijo...

felicitaciones de nuevo...este post esta también de poca.