julio 29, 2006

FESTIN PARA TU MALDITO EGO

La noche caía a plomo sobre la espalda empapada de sudor y de sangre, los lamentos podían escucharse a la distancia; un acto terrible se estaba llevando a cabo y tú eras parte… A los lejos las sombras danzaban felices, extasiadas, sublimes, fundidas en un furor casi demoníaco. A la distancia una luz se vislumbraba y se aproximaba lentamente al lugar, las sombras corrieron, huyeron. Al llegar la luz, un cuerpo yacía desmembrado sobre una cama. Los restos podían distinguirse con dificultad, los brazos tirados detrás de la puerta, una pierna sobre la mesa, la cabeza ensartada sobre el porta paraguas, los ojos debajo de la cama, pero algo hacia falta, en el tronco abierto de par en par había un hueco del tamaño de un puño, la sangre aún escurría caliente, liquida…

Salta a la vista que hace falta el corazón, ¿se lo habrán llevado las hormigas? Tal vez, sólo espero que no haya salido detrás de ti al descubrirse expuesto al mundo exterior.

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