julio 13, 2006

"LOCO ESTEPARIO"

Lo llamaban loco, porque vivía en la confusión y odiaba el orden, y creía que el amor lo podía todo. Tenía miedo del mundo, más que de la soledad. La sociedad no le gustaba, y las personas a veces lo atemorizaban más que la muerte.

No confiaba en el ser humano, ni en las apariencias, ni en las palabras, ni en la revolución comunista, ni en la llegada de un Mesías que cambiara todo. Odiaba las formulas para el éxito y pensaba que la paz estaba en el silencio, en la naturaleza y en la mirada de fidelidad.

Hubiese preferido haber vivido hace diez mil años y venerar un Dios diferente cada día, ponerle nombre a las cosas y no haberlas heredado ya nombradas. Una cueva, una cama de paja y plumas, y una mujer caliente como un carbón encendido, a falta de cobijas de algodón. Cocer las truchas recién pescadas en una fogata al aire libre. No usar pantalones ni medias. Comer sin tenedores ni servilletas. No necesitar palabras ni anillos ni abogados para decir te amo, te amo para toda la vida, ven, déjalo todo mi amor y vive conmigo de una vez por todas.

Imaginaba correr desnudo por el campo recogiendo moras y flores para adornarle el pelo a ella. Libres como ardillas o como mariposas. Y a veces ser, como una pareja de conejos en un prado verde, en plena primavera.

Pasar todos los días de la mano, sin obligaciones con el prójimo, sin suegras que convencer, sin autos importados que comprar un día, sin necesidad de títulos para vivir, sin tener que ganarse el falso respeto de nadie, ni temer la mala envidia del otro.

Libre de hacer el amor a su antojo con su mujer, de ser feliz, de vivir cada día bajo el sol, bajo la lluvia o bajo la piel de ella. Ella, siempre ella, en su cabeza.

Vivir, sin pensar en el qué dirán, sin recordar el pudor, ni la moral, ni el recato, ni la discreción, ni el dinero, ni la maldita realidad. Libre de vivir su vida... con ella; con ella sólo para el. Y un día cualquiera, sentarse bajo un almendro con un puñado de hijos dispersos como semillas y contarles un cuento sin tiempo, donde el príncipe azul y su princesa se escapan cabalgando de luna de miel y nunca vuelven.

Vivir los sueños a como van naciendo en el corazón, sin esperar. Porque, a pesar de todos los miedos que hemos heredado, todo momento es oportuno, si se tiene valor -pensaba en voz alta. Y es una lástima la debilidad que carga el ser humano, que lo hace esclavo de su propio mundo. Dame tu mano y no la sueltes. Vamos a recordar que la vida es un viaje, que no hay mas allá -susurró extendiendo su brazo hacia ella.- Y cada día se nos da la oportunidad de amar más, crecer por dentro, yo en ti, y tu en mi, y así comprender dichosamente, aún menos, el sentido de este universo. -

Y ella le dio, su mano y un beso. Y entre las sábanas se desnudó, y amó su locura. Y en sus ojitos enamorados, pudo ver al final del orgasmo, conejos amándose y mariposas revoloteando en el infinito transparente de una lágrima.

Sin embargo le seguían llamando loco. Él no lograba comprender, hasta que un funesto día, alguien se le acerco y le dijo al oído: -te llaman loco porque no logran comprenderte, te llaman loco porque eres capaz de hazañas increíbles e inmortales con tu mente, te dicen loco porque amas cuanto se puede amar, te dicen loco porque quieres conocer todo lo conocible, te dicen loco porque te llaman filósofo, t llaman loco porque te haces llamar Mauricio Soriano…

1 comentario:

Anónimo dijo...

EH, ESE POST ESTA MUY BUENO; TE ESCUPISTE LA MANO, EN LUGAR DE COCINAR PA ESCRIBIR.