noviembre 01, 2006

A TÍ

Cuando por primera vez cruzamos palabras mi razón salió disparada a la estratosfera, más al pensar un poco acerca de lo que sería esto, pude darme cuenta que no llegaría más allá de unas simples líneas escritas en el viento y extraviadas en el tiempo y el espacio del olvido sideral. Me juzgué a mí mismo y concluí que no sería ésta, una vez más, una de esas ocasiones al azar y que terminaría hundida en el olvido. Ahora somos sombras efímeras, meras quimeras, recuerdos tontos de lo que puede y pudo ser, más no tienes tu la culpa, es sólo mi manera de llegar tarde siempre a la mesa, de encontrar la comida fría o ya degustada por alguien más, de tomar las tortillas frías, de mendigar las sobras de lo que parecen ser a distancia un sentimiento.

Como siempre lo sostengo, regresaré solo a casa, cabizbajo, repasando una y otra vez el por qué de esta falla una vez más. No te sientas mal si de pronto estas tontas líneas se estrellan en tu frente e idiotizada caes al suelo al percatarte que van hacia tu persona y que nunca las dije frente a tus ojos andariegos.

Tras bambalinas el gran teatro que soy, con todos mis temores, fallas, aciertos y demás; caigo en una reflexión profunda motivada por mi eminente fracaso para contigo, ¿es acaso que pierdo mi ansia de vida y comienzo la caminata por el desolado callejón oscuro? Tal vez nunca lo sepa, sólo tú que estás fuera, en las gradas, puedas pagar el boleto para entrar a la función y ser testigo de mi desgarradura.

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