mayo 20, 2006

TUS MALDITAS ACCIONES Y LO QUE VIENE A CONTINUACIÓN


Me seduce la tentación de tenerte entre mis brazos, de poder deslizarme tan fugaz y tan sigiloso cual serpiente por tus adentros que la razón no me da prueba de su existencia. Sólo me entrega cuentas el deseo, si,
ese deseo tan irracional que me hace temblar cual perro rabioso. Sin embargo tus malditas acciones me matan cada vez que caigo en cuenta de ellas y quisiera arrancarte las entrañas y darlas a los perros hambrientos mientras observas aún con vida cómo lo hago.

En especial esta noche me ha invadido el sentimiento más amargo del que puede ser presa el humano; la ira, el odio son términos que resultan insuficientes para abarcar tanto sentir. Lastima que no es al contrario, en vez de amarte y desearte como la tierra pide a gritos a la lluvia, mi yo clama porque algo te pase y te mueras, para así poder danzar alegremente y tan lleno de dicha sobre tu maldita y estupida tumba y gritar a los cuatro vientos que tus acciones ya no podrán hacer mella en mi atormentada existencia tan llena de vacío y hostilidad.

Ahora me salta un problema al camino, pues después de toda la exaltación de tu sepulcro, caería en un profundo espiral hacia la desolación y la amargura jalaría las riendas de mi fallida historia. La soledad se haría aún más insoportable, cegaría mi vista, nublaría mi cielo y apartaría mi poca luz que a penas alcanza para llevar a cabo mis funciones de planta. Es pues que me resulta atormentador el hecho de quererte muerta y a la vez desearte viva; maldita la hora en que tu jodida existencia se cruzó con la mía.

Vaya dilema el mío, ¿pasará algún día?, espero que pronto por el bien de los dos. Que tan sólo se vaya igual que apareció y que deje a su paso una estela de luz de esperanza aunque yo no crea en ella. Así tendrá dos avances tu partida, el regreso a la esperanza y la liberación de tu jodida existencia.

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