Como cada noche, me descubre la luna clamando por tus entrañas sangrantes, llenas de ira, carentes de vida, empapadas de odio. Intento correr pero no llego a ningún lado, sólo doy vueltas en torno tuyo. ¿Será que últimamente mi existencia se está prendiendo de ti? Lo ignoro o al menos eso pretendo, más al deseo nadie puede silenciar. Con cada nuevo sol te encuentro diferente, cambiada y me provocas miedo, temo no poder ser tan cambiante para ti, pues así, estático cual soy, no podré ni siquiera verte el polvo ni mucho menos conservar una imagen tuya…
Es en esta situación que he ideado las más disparatadas ideas y las más temibles acciones han sido materializadas buscando tu pelo enmarañado tras un arcoiris al cual yo no pertenezco…
Tu pasado me atormenta, intento que así no sea, más lo único que gano es tener una triste mirada reflejada en las gotas de lluvia que caen del cielo como proyectiles de melancolía que no cesan y que a su vez hacen labor de camuflaje, pues mis lagrimas ocultan y nunca me puedes ver llorar por tu maldita apatía.
En ocasiones me llego a cuestionar el por qué de este maldito sentir, sin embargo todas las posibles explicaciones caen a ti, cruel invasora de deseos y quebrantadora de universos, mi cosmos era toda oscura dicha, se encontraba oculto tras bambalinas, ahora vive siempre en función, dando diversión a tu estúpido ego pordiosero y librando la lucha de las mil y una noches gracias a tus palabras… calla, es mejor así, cierra la puerta e introduce la llave tan hondo como puedas en tus adentros.
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