octubre 07, 2009

MÁS Y MÁS TEXTOS DE ODIO

CRIMEN

Octubre 14 de 2006

“Señor, da a cada hombre su muerte propia,

que sea una muerte brotada de su vida

en la que encontró el amor, un sentido

y su dolor.”

R.M. Rilke; El libro de horas.

No lo quiero hacer, no me lo puedo permitir, por favor no. No debo caer en la maldita tentación de tus palabras, de tu mirada, de tus negras intenciones disfrazadas de ternura y comprensión. Sé que en algún momento en el que me descubras confiado y un tanto distraído, sacarás de entre tus pechos una daga dorada que habrás de encajar una y otra vez en mi espalda desprevenida. Con cada puñalada repetirás cada una de las palabras que escribí con tinta sangre del corazón, escupirás blasfemias mientras tus ojos encendidos de ira me miran como demente en crisis de ansiedad.

Herido de muerte caeré al suelo, comenzarás a encajarme la daga en el pecho y extraerás de él mi corazón aún palpitante y lo devorarás en pedazos, el sobrante lo tiraras a los perros hambrientos. Escarbarás tan hondo como te sea posible para buscar tus malditos recuerdos, para quitármelos, para exhumarlos y arrebatármelos de entre los sueños. Iluso me confieso mientras la vista se me apaga y las gotas escurren por mis mejillas, ¡ESTUPIDA¡ qué no sabes lo mucho que tenía para ti, los castillos erigidos en tu ausencia, las alcobas tapizadas de ilusiones, los besos que le di a tu sombra, los abrazos a oscuras que tanto imaginé…

Ahora te detienes, una lagrima sale de tus ojos, ¿acaso te arrepientes de tu crimen, acaso eres lo suficientemente cobarde para no continuar con tu ritual de tortura, será que muy en el fondo en verdad sientes que una pequeña parte, por ínfima que ésta sea, desea estar conmigo? tal vez, más en este momento ya no me importa saberlo, ahora te pido, no, te exijo concluyas lo comenzado, pues me produce de pronto una hilaridad incontenible tu estúpido sentimiento de culpa y tu visible señal de arrepentimiento, pero lo que más me da gusto, es ser testigo de tu “desgarradura”. Cómo es que muy en el fondo sufres y yo gozo de verlo. Ahora dime ¿quién es la víctima en tan cruel muestra de ira? ¿En verdad creías que podrías asesinarme tan fácilmente? Ilusa, me das pena, me das lastima, sin embargo, no te voy a detener, deseo que continúes, en tus acciones llevarás tu penitencia.

Después de unos minutos mis ojos se cierran por completo y mi mente es lo único que me queda, mi cuerpo ha muerto, no obstante sigo pensando, una de las preguntas más inquietantes me ha sido resuelta, soy al final de todo, mente, razón. Por eso te doy las gracias, tu ira ha dado frutos aunque así no lo tenías planeado. Antes de que se me acabe lo poco que me queda o que soy, me regalo contigo. Muy en el fondo no me arrepiento de esto, sólo espero que llegue el día en que lo puedas decir abiertamente:

-Sí, muy en mis adentros lo quise-

Entonces mi mundo raro tendrá total justificación y mi memoria podrá descansar en paz y comprenderás que no fue la culpa mía, sino que fueron tus miedos lo que te llevaron a tan tremendo gesto de amor empañado.

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