octubre 07, 2009

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AL MORIR NO ME MATEN

Octubre 25 de 2006

Al morir quisiera me llevasen
a territorios muy lejanos,
donde el viento nunca antes
mis pensamientos haya descifrado

Donde nadie sabe de mí
en algún lugar ignorado,
donde nadie nunca supo
de este fuego en mi pecho agitado

Que le den a mi cuerpo descanso
en paisajes que jamás conocí,
que me lleven dormido sobre el mar
donde mis pies no alcanzaron a ir

No quisiera que aquellas personas
que en vida amé y me amaron,
vengan a derramarme lágrimas
sobre un triste sepulcro blanco.

No quisiera que al leer mi nombre
con lástima esculpido en el mármol,
me recuerden en desgracia atrapado
en la tierra como un pobre árbol

Quisiera mejor reposar tranquilo
más allá de de sus tristes llantos,
que no me vengan a dejar nunca
hermosas flores y desencantos

Que cuando piensen en mi
recuerden solo mis palabras y abrazos,
que sueñen mi vida en sus mentes
cuando yo ya no esté a su lado

Que pueda ser que entonces
no necesite el aire para ser humano,
pero que en el recuerdo de repente
me sorprendan aún respirando

Que en mi ausencia aun sepan creer
que no es cierto que los haya abandonado,
que quizás solo vivo otro tiempo
que la muerte no me ha matado

Que permanezco más vivo que nunca
en sus sueños como un bien ganado,
hasta aquel día por mi esperado
en que volveremos a encontrarnos.

NO ME GUSTA

Octubre 26 de 2006

No me gusta cuando mi nariz
está lejos de tu fragancia
ni esperar tu llegada
en tardes solitarias.

No me gusta aburrirme
del silencio cuando me faltas
ni soñar con atardeceres
cuando carezco de tu mirada.

No me gusta el sonido de la puerta
cada vez que tu te marchas
ni necesitar de ti un beso
y esperar hasta mañana.

En cambio me gusta como dejas
tu reloj al borde de mi cama
y te olvidas del tiempo
cuando entras a mi casa.

Me gustan tus besos tiernos
cuando te acuestas a mi lado
y me amas en silencio
sin decir ya más palabras.

Me gusta aquella comodidad
de tu vientre ondulando despacio
después que nuestros cuerpos
el uno al otro se han agotado.

Me gusta el calor materno
que se mantiene entre mis sábanas
y acompaña mi soledad
aún cuando te levantas.

Me gusta tu valentía femenina
cuando huyes conmigo asombrada
y te dejas guiar sin temores
convencida de nuestra magia.

Y por sobre todas las cosas me gustas tú
cuando así sin avisarme siquiera
te me vuelves mariposa repentina
que en mis manos descansa sus alas.

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