septiembre 28, 2006

"fuera del alcance de los sentidos pero tan cerca de la razón. Mi existencia desbocada cabalga hacia la desesperación". Mauicio Soriano

Hace no mucho tiempo, revisaba mis carpetas en donde guardo mis escritos y me encontré con una que se llama: creados e increados, la cual contiene aquellos escritos que se quedan sin terminar por una u otra razón. Considero justo el dejar que sean leídos y así expiar mi culpa. Así que aquí están.



I

Por la mañana fui a recoger mi beca del gobierno del estado, lo cual me sorprendió bastante, pues que yo sepa, ya no me la iban a dar, en fin, ese no es el caso. Después de salir del evento, me dirigí a cobrar el respectivo cheque y mientras, sostuve una amena y ensalzada plática con uno de los Filósofos existencialistas-nihilistas-fatalistas-vitalistas más aferrados y tenaces que conozco, el buen Neto. La charla comenzó por un artículo de un escritor muy fuera de borda, no recuerdo el nombre, así que me veo obligado a ponerlo después. Las palabras comenzaron a fluir como siempre, fundiéndose en lo que más tarde sería un punto de reflexión, de esos que llevan a uno mismo a cuestionarse muchas cosas, pero a la vez encuentra soporte y una especie de colchón en el pensamiento de los demás, lo cual llena de una sensación de satisfacción que apacigua los briosos corceles de la conciencia.




II

Al entrar a la habitación pude percatarme de un charco de sangre que comenzaba a cuajarse y entre las cosas tiradas distinguí lo que parecían ser vísceras; aún calientes las tomé y las eche en una bolsa para que nadie pudiera darse cuenta del horrendo crimen que se acababa de cometer. Limpié el suelo, acomodé las cosas y salí a comprar un aromatizante, pues el ambiente aún olía a ti…



III

Caminando esta noche en tu piel, tropecé con el olvido, supe que este amor tardío puede llevarme a vivir en el vacío. Que tus honduras me conducen al camino de las maravillas para después perderme en la distancia.

Caminando esta fría noche por tu piel he descubierto el más poderoso sentimiento, la locura más ruin y el temor que rompe los huesos y desgarras las entrañas con tan sólo pensarlo. Al andar tus senderos marque vello a vello el paso mis pasos son cariño




IV

Estos días han transcurrido llenos de esa magia a la que no quiero llamar vitalismo a la ligera, pues desde mi muy personal punto de vista, los vitalistas son suicidas desviados de su camino, cristos que han dejado la cruz por un lado y han decidido tomar un descanso. Sino que los describiré como plenos, llenos de vivencias, emociones, situaciones y suertes de todo tipo.

He terminado la primera evaluación parcial de tres que se llevan a cabo durante el semestre, no obstante, creo que no voy a obtener los resultados deseados. Y es de esperarse, pues mi mente en estos días ha sido una rara mezcla etérea que apenas si se deja notar. La cordura ha jugado un papel primordial en este juego que no he decidido jugar; ahora más que nunca, necesito romper ataduras y comenzar una etapa más en mi putrefacta vida. Debo dejar tras de mí una cruz que no he podido tirar desde hace ya más de tres años. Me resulta un tanto cruel tener que decirlo y mucho más tener que hacerlo. Esa cruz ha sido desde el inicio de esta aventura un “colchón” en el cual he buscado refugio. No obstante las cosas compartidas, existen situaciones y emociones que no dejan de mover el espectáculo “tras bambalinas”.

A esa cruz le debo ante todo una buena explicación, aunque no sea de frente, sino en mis adentros. También cuento con reclamos nunca hechos, en especial aquel que casi me cuesta la existencia, aquel que me tenía sumergido en el largo letargo que me ha costado innumerables noches de vuelcos sobre la cama. No quiero ser sentimentalista pero no encuentro un mejor método para dejar la cruz a un lado del camino y seguir mi andar




V

Si bastase una sola palabra para poder entender tus crueles intensiones, entonces daría una vida entera. Sin embargo, tú solo piensas en tus ganas de perderme mientras que yo me desgarro por quedarme siempre a tu lado, como perro guardián, cuidando tus faldas y corriendo tras las migajas que de cuando en cuando dejas caer, aunque creo que caen por accidente, no por voluntad, pues no hay en ti una pequeña muestra hacia mí.

Ahora me preguntas si en verdad te amé y créeme que esa pregunta ha sido como una patada en la boca, ha derribado mis dientes y ha desaparecido mi lengua, así se siente, no puedo decir nada, quiero pero no lo logro. Tú maldito ego corre tras de mí encajándole un puñal cada que puede.




VI

El sol, los árboles, el agua, tú, yo; el escenario estaba puesto y listo para lo que más adelante sería un día como ninguno. Las nubes corrían al encuentro del sol y le hacían sombra al unísono con el viento templado que agitaba tus trémulos cabellos y dejaba expuestos tus deseos de no dejarme ir nunca de tu lado. Las nubes ignoraban el plan del destino y el olvido tendía ya su red implacable. Las aves silbaban a pulmón abierto la canción de amor que la naturaleza les enseñó, se respiraba un ambiente especial, lleno de



VII

Al despuntar el alba mis ojos no tienen a dónde mirar, sólo estás tú, erguida, fina, con tu piel de durazno, el viento que sopla agita tu cabello caprichosamente dejando ver tu rostro. Tus ojos tienen un brillo tan hermoso que resulta difícil mirar hacia otra parte, la luz parece ir bien contigo, el sol que toca tu silueta y acaricia cada parte de ti haciéndome sentir celoso e impotente. Es curioso, cómo al mirar ese brillo en tus ojos, quisiera congelar el tiempo y preservar ese instante para la eternidad, maldita sea, que frustrante es desear algo. A veces antes de dormir, mi mente vuela directo a ti, como odio que suceda así.




VIII

Hace algún tiempo que no te veo y extraño tus murmullos al oído, extraño tus gemidos, tus piernas calidas, tu sabor, tu olor, tu sudor y sobre todas las cosas, esos ojos tan tuyos que hacen pensar en el olimpo cuando los posas sobre mi… Añoro aquellas noches en las que la cama no nos alcanzaba, en la que las palabras sobraban y las miradas eran el lenguaje idóneo, aquellas noches que podíamos pasar la noche en vela sintiéndonos, saboreándonos y siendo uno solo.

Recuerdo cuando decías que sería siempre tuyo, que ni el olvido podría conmigo, más ahora soy cruel testigo del mismo destino, abolido, derrotado; me siento acorralado entre el amor y tu furia. No merezco esto, no merezco ser juzgado por ti



IX

Me seduce la tentación de tenerte entre mis brazos, de poder deslizarme tan fugaz y tan sigiloso cual serpiente por tus adentros que la razón no me da prueba de su existencia. Sólo me entrega cuentas el deseo, si, ese deseo tan irracional que me hace temblar cual perro rabioso. Sin embargo tus malditas acciones me matan cada vez que caigo en cuenta de ellas y quisiera arrancarte las entrañas y darlas a los perros hambrientos mientras observas aún con vida cómo lo hago.

En especial esta noche me ha invadido el sentimiento más amargo del que puede ser presa el humano; la ira, el odio son términos que resultan insuficientes para abarcar tanto sentir. Lastima que no es al contrario, en vez de amarte y desearte como la tierra pide a gritos a la lluvia, mi yo clama porque algo te pase y te mueras, para así poder danzar alegremente y tan lleno de dicha sobre tu maldita y estupida tumba y gritar a los cuatro vientos que tus acciones ya no podrán hacer mella en mi atormentada existencia tan llena de vacío y hostilidad.

Ahora me salta un problema al camino, pues después de toda la exaltación de tu sepulcro, caería en un profundo espiral hacia la desolación y la amargura jalaría las riendas de mi fallida historia. La soledad se haría aún más insoportable, cegaría mi vista, nublaría mi cielo y apartaría mi poca luz que a penas alcanza para llevar a cabo mis funciones de planta. Es pues que me resulta atormentador el hecho de quererte muerta y a la vez desearte viva; maldita la hora en que tu jodida existencia se cruzó con la mía.

Vaya dilema el mío, ¿pasará algún día?, espero que pronto por el bien de los dos. Que tan sólo se vaya igual que apareció y que deje a su paso una estela de luz de esperanza aunque yo no crea en ella. Así tendrá dos avances tu partida, el regreso a la esperanza y la liberación de tu jodida existencia.

X

Tras algunos días de ausencia he regresado de mi ataraxia temporal de mi irremediable contemplación reflexiva y especulativa que me tiene sujeto a esta existencia barata, tan llena de penas y congojas que me hacen querer tirar la toalla y salir huyendo tras el sueño eterno en el olimpo.


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