enero 05, 2007

ERES LIBRE AL FIN ¡¡¡¡¡



Algunas veces me pregunto acerca del por qué te odio tanto y una lagrima escurre por mi mejilla de manera automática, ¿será que eres un trago demasiado amargo o que simplemente soy tan irremediablemente tonto y frágil como para dejarte ir? Me lleno la cabeza de ideas, berreo en el rincón más gris de mi “cueva”, me tiro a contemplar la caída del sol en las tardes de este crudo Invierno. Miro fijamente al cielo y lo escupo, grito desconsolado, me arranco la piel y lucho contra mi maldito demonio interior mientras formuló la estrategia para poder tenerte cerca. Iluso me descubro, iracundo termino, maldición, ahora no sólo lucho contra este sentimiento sino contra toda esta maldita ansiedad pordiosera que aguarda cualquier migaja de flaqueza para hacerme sucumbir y sumergirme en sus horrendas honduras.

Me odio a mi mismo por dejarme ceñir a tu falda y por dejarme llevar por tu perfume, sí, ese aroma celestial de entre tus piernas, ese sabor y ese calor con tintes de ternura. Ahora de nuevo me hace presa este pensamiento, por qué te odio tanto, no lo sé o al menos no creo que quiera saberlo, no obstante puedo hablar de ti con los demás y no sentir ese escalofrío recorrer mi piel y ese extraño impulso de salir corriendo detrás tuyo y clavar cientos de veces el puñal del olvido tras bambalinas.

Es por eso que hoy he decidido dejarte ir, hacerte libre, liberarte de mi estúpida carga, no volver a reprocharte por haberme hundido en esta mierda llamada vida. Corre, piérdete en la bruma matutina, abandona esta cama y las sábanas blancas que se han teñido de negro desde tu partida, visita nuevos horizontes, abre las alas, alza el vuelo lejos de esta triste amargura, suelta este lastre llamado Mauricio. Quedas en libertad, totalmente libre de culpa…

No hay comentarios.: