diciembre 01, 2006

QUÉ RÁPIDO LLEGÓ DICIEMBRE ¡¡¡


CREO QUE FUE EN DICIEMBRE CUANDO TE PERDÍ

EN EL OSCURO RINCÓN DONDE LOS DESEOS CRECEN…

QUÉ RÁPIDO LLEGÓ DICIEMBRE. OTRA VEZ EL LÍO DE SIEMPRE, TÚ SIN MI YO SIN TI, FRÍO Y ARDIENTE…



Hoy visité el cementerio, caminé por sus pasillos como buscando algo. El viento acariciaba mi piel y las hojas volaban como señal del infranqueable frío invernal.

Los recuerdos acorralaban a la razón, no podía más, tenía que detener ese tormento, huir, conseguir serenidad en medio de todo ese caos que ametrallaba mi conciencia y mutilaba mí sin razón. Mi corazón latía tan rápido como podía, mi cordura rayaba la locura, quería arrancarme la piel, desgarrarme el un fatal olvido. Cerrar la puerta y no mirar atrás. Caminar entre los muertos y escupirte a la cara una vez más.

Al pasar a un lado de tu maldita tumba pude leer por milésima ocasión el epitafio y caí en cuenta igual número de veces que todo carecía de sentido sin ti, sin tus alas levantando vuelo entre las suaves sábanas a la luz de la media noche, tus pétalos ya no rodeaban la flor y el néctar escaso o nulo no me regalaba ni gota de su agrio perfume. Te odié por hacerme sentir así, grité a los cuatro vientos que deseaba hacer pacto con la muerte para dejar de pensarte, más al ofrecerle mi oferta me dijo que no podía, que mi idea de ti me perseguiría por el resto de mi tonta y vacía existencia.

Que rápido llegó Diciembre, frío y ardiente. Otra vez el lío de siempre. Tú sin mí yo sin ti. Odio sentirme así, la frustración es cada vez más grande, florece en las estepas de la desesperación.

Sólo toma el arma, apunta y dispara, no quiero sentir dolor, sólo quiero verme caer en el espejo…

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