marzo 29, 2008

TODO CUANTO BAILAS...

“…esperándote, esta noche siento algo especial, el latido de mi corazón a toda velocidad…”

Las cortinas volaban suavemente, el viento las hacia danzar al sonido de su voz. Las velas iluminaban cálidamente y se podía respirar un tierno olor a ti. Tu cabello parecía seda fina, tu piel color durazno me invitaba a dejar de mirarte y morder un trozo de aquella dulce fruta. Tus ojos brillaban al reflejo de la llama de los cirios. Miré tus pechos y me percaté que respirabas un poco agitada. Tus senos sonreían hermosos al contraste de la tenue luz. Tu piel exaltada, “chinita” me indicaba que deseabas algo más que el simple roce de mis labios contra los tuyos.

Retiré con cuidado tu cabello de encima de tus senos, tu respiración subía y podía notar que estabas excitada y un tanto agitada. Deslicé mi mano encima de tu sostén y pude palpar las más suaves figuras. Bajé un poco más la mano, tocando tu terso abdomen llegué a tu vientre y continué bajando hasta llegar a la fuente, ardiente, jugosa, húmeda. Llena de esencias y néctar delicioso me hace presa y no me queda más remedio que aceptar el abrazo de las alas de la mariposa y emprender el vuelo al Olimpo. Contigo, abrazado a tu cintura.

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