marzo 31, 2008

EL MAESTRO ME INSTRUYE ACERCA DEL SUICIDIO...


Uno de los mejores pasajes de Emil Cioran es cuando relata en sus Cuadernos (notas personales publicadas de manera póstuma) un intento fallido de suicidio:

"Esta noche, durante mi paseo habitual en torno al parque del Luxemburgo, no he cesado de canturrear canciones españolas, lo bastante fuerte, al parecer, para que todo el mundo se volviese a mirarme. Era presa de una de esas crisis en las que la exaltación puede más que la depresión. Desde fuera debían de tomarme por un loco o, probablemente, por un hombre feliz (no de la Tierra, sino de sabe Dios dónde). Y en cierto sentido, lo era, feliz. Pues he podido revivir con el pensamiento toda aquella noche en Talamanca en la que me levanté bruscamente hacia las 3 o las 4 de la mañana y fui hasta las abruptas rocas que dominan el mar para acabar de una vez- Iba en pijama y con un impermeable negro encima y me quedé varias horas sobre las rocas hasta que la luz vino a alejar mis negros pensamientos. Pero, incluso antes de la salida del sol, la belleza del paisaje, aquellas pitas en el camino, el sonido de las olas, el cielo, por último, todo me pareció tan bello, que mi proyecto me pareció nulo y, en cualquier caso, precipitado. Si todo es irreal, ese paisaje lo es también, me decía. Es posible, es cierto incluso, me respondí, pero esta irrealidad me gusta, me seduce, me consuela. La belleza no es una ilusión completa, es una ilusión iniciada, un comienzo de realidad." (E.M. Cioran. Cuadernos (1957 – 1972) . Tusquets, 2000).

De su obra "Silogismos de la amargura" he seleccionado estas pequeñas dagas sobre el suicidio:

"Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera: sin la idea del suicidio, hace tiempo que me hubiera matado."
"Refutación del suicidio: ¿no es inelegante abandonar un mundo que tan gustosamente se ha puesto al servicio de nuestra tristeza?"
"Quien, por una serie de despistes, haya olvidado matarse, se hace a sí mismo el efecto de un veterano del dolor, de un jubilado del suicidio."
"La propensión al suicidio es propia de los asesinos temerosos, respetuosos de las leyes; al tener miedo de matar, sueñan con aniquilarse, seguros como están de su impunidad."
"Cuando me afeito, me decía un medio loco, ¿quién, si no Dios, impide que me corte la garganta?" ‑La fe no sería, a fin de cuentas, más que una artimaña del instinto de conservación. Biología por todas partes..." (E.M. Cioran. Silogismos de la amargura. Tusquets, 1997.)

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