marzo 30, 2006

Tu maldito recuerdo

Dice mi terapeuta que tengo un desorden bipolar, que tu partida y tu desgraciada actitud hacia mí me ha causado una enfermedad maníaco-depresiva, y me receta tarros de pastillas blancas que nunca tomo. Ahora ya sé a que se debe mi irritabilidad, y por qué tanto pensamiento acerca del suicidio, y estos cambios de humor tan drásticos entre morir y vivir. El cielo y el infierno, se han convertido para mí en el mismo lugar. La clave es que tú no estás en ninguna parte.

Todos necesitamos escapatorias o metas para sentir que pertenecemos en este mundo, sentir emociones para escapar la soledad de estas carnes. El peso que dejaste sobre mis hombros me ha hundido en la mierda, todo lo que has dejado aquí son recuerdos hipócritas, palabras demasiado volátiles, sensaciones que solo hieren, pero para seguir no me has dejado nada, asesinaste la esperanza, la ilusión y la confianza de puñalada en puñalada. Todo lo vivido juntos me ha sumido en una desolación terrible, que mi temperamento no aguanta, para sobrevivir y no tirarme de un puente, necesito huir, alejarme de ti, descargar esta violencia. Estoy harto de que tú, una simple y vulgar mujer, me haya provocado tanto rencor conmigo mismo. No es fácil aceptar todo lo que has cambiado.

Esto es más que solo un estado mental, esta es mi manera de perder la vergüenza por cada una de tus falacias, mi forma de decirte cuanto te odio. Una hora a la semana sentado en un sofá hablándole al doctor no cambiará nada. Ni aún arrodillándote he de perdonarte cada dolor que has causado, pues si he terminado embrutecido de llorarte, tanto tú como yo sabemos bien que no he merecido tu traición y tu olvido. Este amor nunca fue de términos medios.

He cerrado los ojos y me he tapado los oídos, pero sigo viéndote en sus brazos y sigo escuchándote decirle las mismas palabras que antes le prodigabas a este corazón. Quién puede mirarme y decir que yo no estoy ya muerto? Sí mis pensamientos aún se deshacen en palabras, es porque aún tienes que pagar lo que le has causado a este hombre.
Mi vida sería más equilibrada si nunca hubieses existido. Así como te amé, ahora todo lo sigo haciendo en exceso. Esta es una vida inesperada, que yo no he querido. Por las noches estoy tomando para reventarme el hígado, y consecuentemente paso en cama días enteros. Prefiero el desenfreno que el silencio, porque en el mundano ruido de la fiesta no te puedo recordar, y ya no me dañas.


Tal vez no puedas reconocer en estas palabras, a aquel que en tardes eternas, te lamía los pezones con ternura, jurando pelear hasta la muerte por tu felicidad. Será que en mi persona no has dejado ni un pedazo de ingenuidad. Me has mostrado la realidad, tan dura y absurda como es. Y si alguien me pregunta le diré, que el amor es el mayor desperdicio de vida que existe. Un gasto de tiempo, dinero y energía cerebral. Una alucinación que igual la causa vaciarse una botella de tequila. Lo que aún no comprendo es, por qué si has sido tú la que se cagó en todo lo que alguna vez creí bueno, soy yo ahora el que necesita de psicoterapia para comprenderme a mi mismo, dejarte vivir tu barata existencia, y adaptarme a este mundo, que cada día me late tan vil como tu alma...



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