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Como si fuera una especie de ayuda celestial, las cosas parecen estar un poco mejor, al menos la angustia y demás demonios que me persiguen han atenuado un poco su lucha en mi contra. Es por esta razón que he decidido retomar las riendas de los corceles de mi existencia. Primero que nada tengo que lograr echar a andar mis pequeños negocios y salir un poco o totalmente de deudas… también volver a las andadas al vochoman.

Dentro de estas situaciones me atrevo a decir que Diciembre, oh¡ “amado” Diciembre me has traído una luz al final del túnel. El otro día ingresé al Messenger como de costumbre para charlar y me topé con la sorpresa de que alguien me había agregado. Ya acepté y me puse a platicar. Pues para no hacer el rollo más largo resultó ser una lectora aferrada de mi blog. Lo pueden creer? Ni yo lo creo. Recordé en ese momento un cometario de un colega que me invitó a un foro acerca de Cioran, el cual decía: “…y yo que pensé que se leía a Cioran por el destino y no por elección…” Pues más o menos pienso que sucede así cuando alguien descubre el demonio interior de otra persona y peor o mejor aún, cuando es evidenciado tratando de exorcizarlo a través de las letras… Uno lo hace para tratar de curar un poco el dolor que provocan dichos demonios, mientras que para un “tercero” resulta atractivo e interesante y se logra una especie de empatía. Que si bien no es mala, suele desencadenar una especie de sentimiento que toca fibras “elementales” lo cual deriva en lo que Unamuno llama “Sentimiento trágico de la Vida”. Para que quede un poco más claro voy a citar las palabras de Miguelito de Unamuno.

“Y ese punto de partida personal y afectivo de toda Filosofía y de toda religión es el sentimiento trágico de la vida.”

Con esto pretendo sustentar mi idea de que no puede haber Filosofía ni sus consecuencias, sin que haya un humano detrás, un humano que siente, sufre, llora, se enamora, se decepciona, se angustia… Por qué cito esto. Pues quiero preparar el camino para lo que será una primera parte de un ensayo acerca del Sentimiento Trágico de la Vida.

Retomando lo de la puesta en evidencia y la empatía que genera ésta, debo decir que se hace participe al tercero del Sentimiento Trágico y da píe a una gestación de lo que será en potencia una especie de “trascendencia” y por ende se logra superar uno de los principales temores del humano.

Creo que ye me extendí y me tengo que ir a terminar unos asuntos. Más adelante retomaré y le daré seguimiento a eso. Para cerrar con broche de oro. Les comento que he anexado el link de A Limine, publicación en la que participo. También he puesto el link de FABZ ¡¡¡ la niña más zafada que conozco… saludos y adelante.