Hoy simplemente tengo ganas de llenar espacios con letras al unísono y gritar a pecho abierto que no puedo resistir. Quiero salir corriendo, escapar de tanta agonía; la “cruz” que me ha tocado llevar es algo pesada y no sé, al menos en este momento, si podré lidiar con su peso.
Archive suena en mis audífonos… el vibrar de las cuerdas me recuerda viejos tiempos llenos de anhelos y dulces y quebrantados sueños. Noches enteras bajo el deliro de tu piel y ahora mírame, sentado en la acera, mojado y un tanto desquiciado, acorralado y sin un rumbo al cual seguir.
De pronto escucho un piano… los sonidos no cesan… una línea se dibuja y el universo se va a escala de grises. Los latidos aumenta de manera alarmante, mi cabeza no para de dar vueltas. Creo que voy a enloquecer. De pronto el sonido toma forma y reconozco la tonada, le he encontrado algo de sentido. Una voz melancólica y desgarradora:
“It hurts to feel
It hurts to hear
It hurts to face it
It hurts to hide
It hurts to touch
It hurts to wake up
It hurts to remember
It hurts to hold on
Turn my head
The hurt's relentless
The hurt of emptiness
The hurt of wanting
The hurt of going on
The hurt of missing
The hurt is killing me
Turn my head
Off
Forever
Turn it off
Forever
Off forever
Turn it off forever
Ever blind”
Sí¡¡¡ esa canción y su sonido que no me deja en paz. Quisiera correr, romperlo todo y recomponer el rumbo de este ya hundido barco. Me enferma saber que no hay salida, al menos no una saludable. ¿Pero es acaso más saludable vivir así? Tan terriblemente melancólico y tan lleno de ansiedad.
Dios¡¡¡ a veces quisiera llenar mi cabeza de plomo. Ausentarme para siempre. No obstante tras bambalinas me reconozco incapaz, no podría. La tremenda avaricia de no compartir mi dolor con los demás no me lo permite. Si dejase este mundo haría participe a los demás y este tan profundo y propio penar ya no será más mío, sería de los demás bastardos que se hacen llamar humanidad.
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