agosto 18, 2008

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Sí, lo admito. Soy terriblemente huraño, en ocasiones quisiera patear en las nalgas a tantas personas y golpearlas hasta desfallecer que no me es ajeno el tener que intercambiar palabras ofensivas en un semáforo con un o una desconocida. Me da flojera hacer muchas cosas, me aburro tremendamente por las tardes en el trabajo. Tengo varios días que no entro a la oficina, sólo llego al trabajo y de inmediato tomo las llaves y salgo a deambular por las asoleadas y calurosas calles, llenas de odio, soledad y angustia.

Tal vez soy tonto al pensar que con salir se hará más ligera la carga… estúpido. Por más que corro para poder librarme, insípidamente consigo volver al mismo lugar.

Por fin pasó la campaña y las cosas espero que regresen un poco a la normalidad. Algo de lo que no me puedo librar es de darme cuenta de que la política es una mierda y que estoy tan embarrado de ella que soy como ella… en fin, no espero quejas, sólo una salida.

Me voy, sinceramente hoy, al menos en este momento me encuentro bastante molesto porque no logro que entiendan los demás inquilinos de mi casa que no deben abrir mi correspondencia. Maldita sea¡¡¡

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