febrero 01, 2007

"NO SOY MALA HIERBA, SÓLO HIERBA EN MAL LUGAR"

No me puedo quejar…

Desde que decidí sumergirme en las aguas de la Filosofía siempre había tenido dudas con respecto a si era la elección correcta, pues en ocasiones sentía que me desfasaba mucho de mi propia realidad. Con el paso del tiempo poco a poco fui cayendo en una especie de, como yo le llamo, “caída en el tiempo” y me pude dar cuenta de que no era la Filosofía, era yo el que experimentaba tremendas olas de lucidez y navegaba por tormentosas aguas y cabalgaba a través de las dulces estepas de la existencia. La soledad no era más que una fiel compañera y la angustia otro tanto, tejí coronas de ideas, monté los indómitos corceles de grandes mentes indomadas, eché soga de todo cuanto pude, traté de luchar mil batallas, pero siempre al final había una con la que no podía salir airoso, la lucha mía, la batalla interna, la sodomizante agonía de construir una vida propia, bastarda ironía.

La Filosofía me ha dado lo que no esperaba de ella, ha sido la perra fiel que acude siempre al llamado de su cruel amo, soporta flagelos, caprichos y arrebatos, domina pasiones y encrudece realidades. Encrudeció mi autoconstrucción, en primera instancia me dejo habitarla para derrumbar mi persona, me tomó en sus brazos y me arrullo como la madre al hijo. Ella me ha cuidado en las más ondas amarguras, tentaciones y agonías, tiñó mis días de fatal melancolía, arrasó con todo lo que no tenía ya más nada que ver con mi yo actualizado.

En ocasiones llego a pensar que quienes conviven conmigo o mejor dicho, sobreviven conmigo, se encuentran hartos de tanta palabrería e ideología mía; ¡paciencia os pido¡ es sólo, como diría Aute, “es que este mundo no lo entiendo” y eso es precisamente lo que he tratado de gritar a pulmón abierto todos estos años, quisiera contener dentro de mi limitada entidad al mundo entero, la realidad sería entonces comprendida más no expropiada ni tampoco siento que llegaría a sentirme Dios por conocer el absoluto de la realidad, no podría serlo, necesitaría no tener tal limitación.

En cierto momento he llegado a la conclusión de que no debo sentirme así por las cosas que he vivido o dejado pasar de largo, simplemente encojo los hombros, me ensimismo y tomo una actitud reflexiva, no me queda más. No trato aquí de justificar mi aparente conformidad ante la vida, sino más que nada es una autocrítica dura y certera de mis atroces fatalidades y mis actos incoherentes. No es más que la suma de las situaciones necesarias para la realización del “proyecto” llamado humanidad; éste depende en su totalidad de esos cuestionamientos, de las reflexiones en torno a las situaciones vividas, es ahí donde se da la experimentación como especie, donde supuestamente deberíamos estar ensayando los “métodos” que a final de cuentas nos han de conducir hacia un avance como “proyecto”.

Creo que me ha sucedido lo de siempre, quienes me conocen y tienen la amabilidad de perder un poco de su valioso tiempo escuchándome, sabrán que siempre comienzo hablando de algo y termino hablando de otra cosa que si bien al principio no parece tener relación con lo primero, siempre está ligado al asunto. Este es el caso, comencé hablando de la Filosofía y ya termino dándome una “balconeada”. Pero no importa, retomo ahora un poco de lo que hablaba acerca de lo que la Filosofía ha hecho en mí y en mi manera de concebir el mundo y a las personas. Antes cuando era un puberto, me cuestionaba por muchas cosas, me aniquilaba la idea de una guerra atómica, el hecho de perecer a manos de una bomba de hidrógeno o en un terremoto de proporciones bíblicas me hacía pasar días enteros y por las noches un maldito insomnio.

Yo sabía muy en el fondo aunque tal vez de una manera irracional, que por ahí andaban las respuestas a estas tan angustiantes cuestiones. El primer acercamiento a ella fue por medio de un maestro de Español, quien me recomendó leer algo de Filosofía, Platón y algo de Aristóteles, encontrando en ellos un poco de las múltiples respuestas, pero más que eso, fue sabes que no sólo estaban las respuestas de ciencia, sino que por otro lado se encontraba todo un abanico de posibilidades a partir de la Filosofía y es así como me comencé a interesar en ella; primer fueron los griegos, después me metí en el medioevo y ya casi al final la época moderna con Descartes y compañía. Sin embargo siempre quedaba una muralla infranqueable, algo que era como la piedra en el zapato, ese algo era el lugar del humano dentro de toda esta concepción y explicación del mundo, pues pude darme cuenta que siempre que como especie llegábamos a explicar al mundo, siempre la parte concerniente a nuestra labor y propósito dentro de la misma, nunca quedaba clara y se huía de su explicación hasta que descubrí lo que se conoce como existencialismo, el cual adopté y me he dado a la tarea de sumergirme en sus agitadas aguas y he encontrado no sólo una concepción del mundo, sino de todo cuanto existe, desde un pensamiento hasta mis más crudas ansiedades.

Es mucho lo que he descubierto desde esta perspectiva, pero más que descubrir he llegado a esas situaciones por azares del destino. Creo que me he extendido bastante y como es de esperarse, no he terminado de expresar ni una tercera parte de lo que quería decir, así que tomaré esto como una primera parte de una serie de escritos en los que me daré a la tarea de tratar de explicar un suceso muy importante que ha tenido lugar en estos días. Esto es una despedida temporal…

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