junio 28, 2008

¿?

Estos últimos días han estado medio raros, primero el choque, después las complicaciones laborales. Muchas cosas no marchan como quisiera…

Hoy por la mañana le hice una confesión a una amiga. La verdad es que de pronto se me salió. No es que no quisiera decirlo, es sólo que creo debí callarlo, al menos por ahora.
En verdad no sé qué hago, la bestia está domada, las noches de iracundo frenesí en las que no podía detener mis dedos y no paraban de purgar tanta ira, rabia, desesperación, angustia y tantas cosas que en ese momento sentí, han cesado, por alguna extraña razón se han cansado. A veces mientras estoy de frente al teclado y comienzo a escribir, mi mente escapa, como si quisiera dar la vuelta y rodear esa satisfacción. Tal pareciera que tantas letras contenidas han terminado su camino y ¿habrá llegado el momento?


Siempre he sostenido tras bambalinas, que cuando una persona pierde o comienza a dejar de tener la capacidad para expresar su sufrimiento, es porque sencillamente ya no tiene por qué sufrir. Acto seguido la muerte toca a la puerta y todo lo construido se derrumba, la obra realizada se desmorona y la cruda realidad y la espera terminan. Sí, ella está aquí, ansiosa de cobrar su promesa, aquella que hacemos al nacer; morir.
Tengo miedo¡¡¡ será posible que mis ideas se tornen en contra mía?, caigo en cuenta pues, que mi caída en el tiempo esté por terminar, que el vértigo que he sentido estos últimos meses se deba finalmente al ocaso de mi existir. Temo entonces, la angustia inunda mis entrañas, ganas de salir corriendo y deshacerlo todo. Confusión, sudor, palpitaciones abruptas, dificultad para respirar. No¡¡¡ tal vez sea éste el comienzo del final.
Los sueños pasan uno a uno frente a mí, las visiones que tuve mientras dormía pudieron haber sido señal del advenimiento de tan desdichado final. Mis cuadernos, el rojo y el azul no deben ni deberán ser leídos, mucho menos interpretados. Mierda, tal vez sólo se trate de uno de esos días en que no he podido…

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