noviembre 26, 2007

LA INNEGABLE BREVEDAD DEL ser

Han pasado muchos días desde que esta inplacable sensación me ha abordado cual parásito. Me ha succionado las ganas de vivir y me ha dejado a cambio un tremendo vacio y unas infranqueables ganas de aniquilar mi propio ser. Lo digo en serio, desde mi húmeda trinchera es que lanzo este desesperado grito que parece extraviarse en la obscuridad de la fría noche que me abraza.

Llévame, arrastrame lejos de aquí, no permitas que lo consiga. No me logro resignar a vivir así.

Liberame, rompe estas tontas cadenas... tan sólo tira del gatillo y no será suicidio y podré entrar al Olimpo rimbombante.

No hay comentarios.: