¡ Si habito en tu memoria no estaré solo !
Benedetti siempre es un pilar para sostener el cielo cuando éste parece colapsar. Kierkegaard por su parte, me lleva de la mano a recorrer la maquinaria del corazón para ajustar los engranes y aplicar el torque necesario para que todo vuelva a funcionar adecuadamente.
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