marzo 31, 2012
ESTABAS AHÍ...
La comida estaba deliciosa y de pronto sentí algo, indescriptible, fue como sentir una presencia. Y como si se tratara de algo supraterrenal, tu silueta se dibujó frente a mis ojos y un halo de luz acompañó tu dulce piel y fue ahí cuando tu voz hizo presencia y mi armadura se desvaneció. Sentado ahí, sin defensa alguna me hiciste tuyo con tu saludo y entonces supe que era una realidad y que Neruda tenía toda la razón cuando escribió: "...y de esperarte cuando no te espero pasa mi corazón del frío al fuego..." acto seguido mi día se iluminó y todo fue mejor.
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