Por razones o causas azarosas, la vida me ha concedido un periodo de calma, de relajación; lo cual me ha permitido ver un poco más allá de lo que antes veía. Actualmente me paso los días trabajando un rato, y el resto del día se lo puedo dedicar a otras actividades un tanto libertadoras de mi prisionero espíritu.
El ánimo por escribir ha zarpado de mi muelle, la inspiración se fugo con él, juntos los dos me han abandonado y me hicieron presa de un terrible hastío por las letras que no experimentaba hasta antes de entrar en mi etapa de “renacimiento”, lo cual sin lugar a dudas, me resulta desconcertante.
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